La nueva campaña de venta de MINI en París (y el video para promocionarla) es un acierto que las compañías automotrices deberían explotar con más frecuencia. La idea es simple: para vender un MINI, lo único que se necesita es un MINI. Por lo tanto, en lugar de invertir en uno o varios establecimientos pop-up, se habilitaron diez tiendas ambulantes: los mismos automóviles, rodando por la ciudad, invitando al público a tomar pruebas de manejo y, por supuesto, comprar. En lugar de que el cliente vaya a la tienda, la tienda sale a buscar clientes. ¿Qué puede ser más atractivo, cuando se trata de adquirir un auto, que tenerlo cerca y montarse en él?
Algunos opinan que, aunque la propuesta de publicidad es muy atractiva, falta algo en el paquete: la participación del público mediante redes sociales. Tal vez el efecto sería mayor si se pudiera solicitar pruebas de manejo por Twitter o Facebook. Y sí, sería un extra. De todos modos, estoy segura de que el método implementado por MINI, así tal cual, está ganando compradores.
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