Estados Unidos ordenó los ataques informáticos contra ordenadores utilizados en instalaciones nucleares iraníes,
denunciados en el pasado por Teherán, según ha desvelado “The New York
Times”. Desde hacía tiempo se daba por hecho que EE.UU. e Israel habían
colaborado para poner en marcha el virus Stuxnet, que afectó el funcionamiento de centrifugadoras en la planta de Natanz
y retrasó sustancialmente el programa nuclear iraní. El diario
neoyorquino atribuyó este viernes esos ciberataques a una operación
denominada “Olympic Games”,
puesta en marcha por George Bush y acelerada por Barack Obama. La Casa
Blanca, que nunca ha reconocido estar detrás de ningún ciberataque, no
ha querido pronunciarse sobre la información.
El detonante
De
acuerdo con los muchos detalles que ofrece “The New York Times”, la
operación estuvo a punto de suspenderse después de que en el verano de
2010 el virus informático se escapara de los ordenadores de Natanz y
pasara a internet,
a través del portátil de un ingenierio iraní que había conectado su
ordenador personal a la red informática de la central. El virus comenzó a
conocerse internacionalmente y entonces las autoridades iraníes
pudieron sospechar de que a él se debían las anomalías que se estaban
registrando en Natanz. EE.UU. e Israel respondieron con una nueva versión del gusano informático Stuxnet, de la que al parecer han existido tres, que fue la más efectiva.
Su acción permitió destruir mil de las cinco mil centrifugadoras que
enriquecen el uranio, al ordenar el virus aceleraciones y
desaceleraciones abruptas de las máquinas. La Administración Obama
considera que ese sabotaje permitió retrasar 18 meses el programa nuclear iraní,
aunque es posible que su efecto no fuera tan devastador, pues se estima
que en estos momentos Irán puede disponer ya de material para al menos
cinco armas nucleares si se completa el enriquecimiento.
Entretener a Israel
El artículo no se pronuncia sobre si EE.UU. también es responsable de otro virus, conocido como Flame,
que ha penetrado en ordenadores de militares y dirigentes iraníes, tal
como esta semana ha denunciado Teherán. Flame, cuyo código parece datar
de hace al menos cinco años, no formó parte en todo caso de la operación
“Olympic Games”.
La
operación fue una de las dos que Bush le aconsejó a Obama que
mantuviera y desarrollara cuando se produjo el traspaso de poderes en la
Casa Blanca en enero de 2009. La otra era los ataques con drones contra
talibanes en Pakistán.
El
interés de EE.UU. de buscar una cooperación tan estrecha con Israel en
esos cibertaques puede explicarse por dos razones. Una es la sofisticada
tecnología utilizada por la llamada Unit 8200 israelí, y otra el que de esta forma se tenía a los iraelíes implicados en ralentizar el programa nuclear israelí, ganando tiempo para sanciones y negociaciones diplomáticas y evitando un ataque.
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