Como una medida de combate a la obesidad entre los habitantes de la Gran Manzana el alcalde Michael Bloomberg decidió prohibir las bebidas en tamaño gigante que los ha caracterizado durante décadas.
En primer lugar por su alto contenido de azucares que significa enormes
cantidades de calorías lo que contribuye a la obesidad de los
consumidores, pero también porque este tipo de presentaciones son una
opción muy lucrativa para las cadenas de comida rápida.
Por ello que la batalla contra las “cocas” y bebidas en tamaño familiar
y “jumbo” no será sencilla, se venden en estadios, restaurantes, cines,
teatros y hasta en tiendas de conveniencia.
La razón de querer quitarlas del mercado es que una bebido de tamaño
gigante contiene 1.42 litros de refresco o liquido artificial que posee
más calorías que un filete de carde de poco más de un cuarto de kilo y
156 gramos de azúcar.
Los representantes de tiendas de autoservicio como 7-eleven y la
Asociacion Nacional Estadounidense de Almacenes explican que este tipo
de tamaños se originaron para personas que sufrían un desgaste físico
diario por sus jornadas laborales y correspondían a una bebida que debía
durar todo el día.
Sin embargo la opción de comprar más de un litro de refresco se da en
las tiendas de comida rápida para acompañar la hamburguesa o la pizza y
en los cines en combo con unas mega palomitas.
Pero para los negocios estas bebidas son una “máquina de hacer dinero”
pues los insumos que requieren para elaborarla es mucho menor que lo que
se le cobra al consumidor. Las bebidas expendidas en frio suman el 2
por ciento de las ventas de un almacén pero resultan una utilidad bruta
de 48 por ciento.
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